viernes, 23 de mayo de 2008

De sequía a inundación

Recién terminaban de entregar colizas para alimentar animales cuando pasarán a regalar salvavidas, botes, productos new jersey y plásticos para no ahogarse por el exceso de agua.

Con apuestas sobre el tamaño que podrían adquirir las ojeras de Carmen Fernández - pobrecita, cualquiera que la despierten de madrugada con noticias sobre erupción de volcanes. movimientos sísmicos, corte de rutas, anegamientos, no puede sino terminar con ese aspecto tan ajado, en el país de los contrastes y la improvisación.

Cerca del bicentenario, aún no asumimos la tierra en que vivimos.

El planeta viaja a velocidades increíbles por el espacio sin que nadie sepa desde donde ni para donde, lleno de magma en su interior.

Y la mamá advertirá al niño que tenga cuidado al atravesar la calle.

Con los chilenos medio parados en una vereda angosta, a los pies de una alta cordillera, con valles muy desnivelados, dotados de más del 10% de los volcanes conocidos del planeta completo, es comprensible que sus gobernantes decidan ignorar todo aquello mirando para otro lado.

Cuánta sabiduría en la vida de los mapuche con su movilidad, sus rucas, su sistema político administrativo descentralizado en su amplio territorio bíoceánico.

Si ahora se cortan los caminos las comunicaciones, se humedecen las casas, las calles se convierten en ríos y los pasos bajo nivel se aniegan en aquellos tiempos lo mejor consistía en trasladarse a los lugares donde se pudiera sobrevivir con menores dificultades obteniendo la comida de la naturaleza propiamente tal.

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